domingo, 19 de diciembre de 2010

CDs y DVDs entre los productos que no sabemos reciclar

La tendencia es hacia el aumento de las compras de música y películas por internet lo cual aliviará el problema de contaminación en los basureros.

Foto: Getty Images
Earthtalkcdsdvds

De los redactores de E/La Revista Ecológica
Aún no se ha establecido una tecnología que permita el reciclaje de los CDs y DVDs. Su fabricación implica la combinación de varios metales como aluminio, oro, plata y níquel, con plásticos, lacas y tintes derivados del petróleo en capas delgadísimas. Ningún programa de reciclaje municipal los aceptaría, por esto la mayoría de los discos desechados terminan en la basura contaminando el agua subterránea y contribuyendo por ello a la generación de problemas para la salud humana. Sin embargo, el bajo costo al que se producen los grandes volúmenes de CDs y DVDs hace poco probable su reemplazo por versiones más ecológicas en un futuro próximo.
Algunas investigaciones han demostrado que el ácido poliláctico (PLA), un sustituto de plástico biodegradable, derivado del maíz y de otros desechos agrícolas, podría reemplazar al policarbonato plástico utilizado como componente principal de los discos, pero su elaboración es costosa.
En cuanto a los estuches de los discos, la mayoría están hechos con base en cloruro de polivinilo (PVC), un plástico barato derivado de sustancias petroquímicas bien conocido por la dificultad en su reciclaje que se ha ligado a la alta incidencia de cáncer entre trabajadores y vecinos en las localidades donde se fabrica. Además, cuando el PVC se bota con reciclables comunes puede contaminar lotes completos, arruinar equipos y causar problemas de salud. Aunque los estuches de cartulina y de papel pueden estar muy de moda entre algunas casas disqueras—por ejemplo la división norteamericana de Warner Music Group ha utilizado 30% de papel posreciclado para el empaque de todos sus CDs y DVDs desde 2005, el alto costo y baja durabilidad de tales alternativas ha impedido su adopción en masa.
Entonces, ¿qué alternativa le queda al consumidor conciente? En Estados Unidos, los que estén dispuestos a pagar un pequeño honorario por su procesamiento pueden enviar los CDs y DVDs viejos a alguna de las pocas empresas privadas (como GreenDisk con sede en Washington) equipadas para transformarlos en plásticos de alta calidad usados en piezas de automóvil, mobiliario de oficinas, paneles para alarmas, luces de calle, aislamiento de cables eléctricos, estuches, y otros artículos especializados.
Un cambio en las preferencias de los consumidores que ya se está dando podría ser justo lo que convertirá las colecciones personales de música y de películas en asuntos “más verdes”. Los consumidores pueden ya descargar unas seis millones de canciones digitales individuales vía uno de casi 500 servicios autorizados de música en línea en internet. Según la Federación Internacional de la Industria Fonográfica, las ventas digitales representan hoy en día un 30% de todas las ventas de música en Estados Unidos y un 15% del mercado global. Y la mayoría de los analistas del sector de consumidores esperan que estos porcentajes crezcan constantemente en los años venideros, lo que ciertamente constituye una buena noticia para el medio ambiente.

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